Malaria


Malaria: una lucha global que continua
Es una de las enfermedades más devastadoras que se pueden encontrar en el mundo. Un total de 109 países están afectados de una forma u otra, la mayoría de los cuales se encuentran rodeando el ecuador terrestre y al sur de éste. ¿Qué se puede hacer para que la malaria deje de ser una enfermedad olvidada? ¿Qué avances hacen la ciencia, por un lado, y la sociedad, por otro?
Como se sabe, la malaria (también conocida como Fiebre Palúdica) se contagia a través de las hembras de mosquito, y más concretamente, mediante su saliva. Así transportan de un cuerpo a otro el verdadero mal, un parásito llamado Plasmodium. Cuando una persona queda infectada, aparecen varios síntomas. Por un lado, la fiebre, que surge entre 8 y 30 días después de la picada, a lo que se añaden muchas veces dolores musculares, de cabeza, vómitos, tos y un decaimiento general.
Las cifras actuales hablan de 515 millones de casos cada año, que acaban por provocar la muerte a entre 1 y 3 millones de personas, la mayoría niños. Dicho de otra forma, la malaria provoca la muerte de una persona cada 30 segundos. A esto se le añade una alto porcentaje de morbilidad, un número altísimo de graves efectos que la enfermedad provoca en la salud de las personas afectadas. Las cifras dicen que la mitad del planeta está intentando luchar contra la enfermedad. África, Asia-Pacífico y las Américas son las regiones más afectadas, pero el Próximo Oriente y Eurasia también están en alerta continua. Si echamos un vistazo a un mapa, llegamos a la conclusión que, exceptuando Australia y otro pequeño grupos de países, la región sur de la Tierra está altamente afectada. Y destacan negativamente Nigeria, el Congo, Uganda, Etiopía y Tanzania, que viven el drama de la malaria de una forma especial: el 50% de las muertes a nivel global se dan en estos cinco países.
Avances y nuevas amenazas
De entre las diferentes variantes del parásito Plasdorium, se encuentra la más mortal, el llamado Falcitarum. Precisamente de esta variante se ha descubierto una cepa ultrarresistente, recientemente. Según ha informado la OMS (Organización Mundial de la Salud) este pasado febrero de 2009, el nuevo foco encontrado está localizado en la zona fronteriza entre Camboya y Tailandia. El Plasdorium Falcitarum presente allí parece inmune a todos los tratamientos, incluso a la artemisinina, un fármaco que proviene de la medicina china, y que hasta el momento había dado buenos resultados.
Otro problema, presente desde hace ya más tiempo, es que los portadores del parásito, los mosquitos, han ido volviéndose inmunes a los insecticidas en algunas zonas de África. Esto obliga a desarrollar productos químicos más potentes, manteniendo siempre el bajo coste y la garantía de que son seguros para los humanos. Cumplir con todos estos requisitos, como es lógico, no está siendo fácil.
Sin embargo, muy recientes investigaciones de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, podrían haber dado con los 2 genes que consiguen una resistencia muy alta a los insecticidas. Contrariamente a lo que se creía, esto genes son muy similares, por lo que también será más sencillo encontrar un nueva solución para atacarlos. Todo ello lleva, pues, a nuevas esperanzas para hacer mejorías en los insecticidas, y atacara así más fácilmente los mosquitos portadores de la enfermedad.